lunes, 14 de junio de 2010

La hacés bien, y aunque te hierva la sangre te encadenás para no llamar. ¿Cómo hacés? Conozco tus trucos, pero aún así me das que pensar. Te guardás el orgullo donde nadie pueda dudar que lo tenés. Y así vas, sin perder el objetivo, pidiendo dos cuando querés tres.
Estoy bien, ya me ordené mi desorden, aquellas voces no me hablan más. Por favor, mentime y dame la espalda, otra vez no quiero patinar. ¿Qué esperas? Mostrame todas las cartas, a cara de perro no sé jugar. Me endulzás el ego siendo sincero, dale un poco y te va a pedir más; siempre estás del otro lado del muro ¿de los lamentos qué me contás?
No es el fin, el problema son los medios, no es algo que pueda respetar. No está mal, que termine en las historias, mientras haya historias que contar.

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